Hallan otro cuerpo y el rescate va contrarreloj


La búsqueda contrarreloj de sobrevivientes del derrumbe el lunes de un edificio en construcción en la ciudad boliviana de Santa Cruz, que ya se cobró ocho muertos, avanza hoy con el apoyo de socorristas extranjeros.

Los familiares de las personas que permanecen sepultadas bajo las escombros -a las que esperan hallar con vida-, apuestan ahora a la experiencia de los brigadistas extranjeros que comienzan a trabajar, después de cuatro días de ocurrido el siniestro.

A pesar del tiempo transcurrido nadie sabe a ciencia cierta el número de obreros atrapados que permanecen con vida, aunque el director del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de la gobernación del departamento de Santa Cruz, Guillermo Saucedo, estima que podría haber unos cinco.

Tampoco nadie sabe la causa por la que el edificio Málaga, de nueve pisos, colapsó el lunes en la noche.

Según la versión oficial de la alcaldía de Santa Cruz, el accidente habría ocurrido por un error de cálculo de suelos o una falla constructiva.

Mientras tanto, brigadistas de México y Perú comenzaron a llegar para operar en el área, al igual que chilenos, argentinos, brasileños y venezolanos, con varios expertos en estructuras colapsadas, bomberos y expertos con perros especializados en la búsqueda de personas atrapadas.

Socorristas peruanos y mexicanos fueron los primeros en llegar la madrugada de este viernes al lugar del desastre, y se aguarda a 28 voluntarios chilenos entre ingenieros, geólogos, arquitectos y paramédicos.

"Tenemos mucha esperanza en los chilenos", dijo a la prensa local una mujer que seguía con atención el trabajo de rescate.

En general la gente tiene la esperanza de que los brigadistas chilenos repitan el milagro del año pasado cuando recuperaron con vida a 33 obreros, entre ellos un boliviano, sepultados a 700 metros de profundidad durante más de 2 meses.

"Lo último que se pierde es la esperanza", dice con fe casi religiosa David Callaú, 20 años de edad, mientras enfundado en overol y casco de seguridad remueve los escombros con las manos para que poco después la maquinaria pesada retire las enormes lozas de piedra.

"Hay gente que está viva", repite con plena convicción.

En previsión de esa circunstancia, los socorristas bombean desde el jueves aire puro a través de bioclimatizadores a los lugares donde se sospecha hay todavía personas con vida. También bombean agua a tres lugares específicos.

En los últimos días las autoridades expresaron la esperanza de que los atrapados hayan logrado refugiarse en un bolsón de aire en la zona de los ascensores.

Un voluntario no identificado -que trabajó toda la noche durante doce horas ininterrumpidas- también mantiene la esperanza, aunque se queja de que "el hedor es intenso en algunos lugares" donde se estima hay personas muertas.

Ayer fue el peor día para los socorristas puesto que se extrajeron cinco cuerpos sin vida de entre los escombros, con lo que la cifra de muertos trepó a ocho.

El presidente Evo Morales prometió hoy, en su primer pronunciamiento desde que ocurrió el suceso, que su gobierno prestará ayuda y asistencia a las viudas y a los huérfanos de las víctimas del derrumbe del edificio que perecieron bajo los escombros.

Ante las veladas críticas de su demora en pronunciarse, Morales dijo: "No consideré en presentarme, porque ahí sólo vamos a figurar, pero no a trabajar".

AFP

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