Las celebraciones del Año Nuevo empezaron en Nueva Zelanda y Australia y finalizan en el archipiélago de Samoa.
Los primeros pueblos comenzarán las festividades en esa ínsula, que cuenta con apenas cinco mil 115 habitantes en una superficie de 322 kilómetros cuadrados.
Seguirá Tokio, donde la gente se reúne en el distrito del entretenimiento Shibuya. El tradicional reloj, con la cuenta regresiva, está instalado en las afueras de la estación del tren de ese barrio, donde se encuentran los principales bares y clubs de la ciudad.
Aunque China festeja con su propio calendario, la llegada del Año Nuevo también se celebra en Hong Kong, Shanghai y Pekín. Las celebraciones empiezan una hora después de Japón. Los fuegos artificiales acompañan los numerosos conciertos organizados en el centro esas tres metrópolis.
El país más grande del mundo, Rusia, es la primera gran nación en abrir las fiestas, pero es en Moscú y San Petersburgo que las principales festividades tienen lugar cuatro horas después de China.
La tradición rusa indica que los soldados y pescadores de la isla Ratmánov, en el estrecho de Bering, que separa extremo nororiental de Rusia de Alaska, empiecen las celebraciones.
Los habitantes de los países escandinavos, así como de Polonia, Alemania y Dinamarca, proceden a sus tradicionales baños en el mar Báltico.
Si París y Londres son conocidos como los padres refinados del Año Nuevo, la capital alemana, Berlín, es considerada como el tío borracho. Más de un millón de personas invaden las calles alrededor de la Puerta de Brandeburgo para asistir al espectáculo pirotécnico.
Sigue la famosa fiesta de iluminación en los Campos Elíseos de Paris, en donde La Torre Eiffel se transforma en un juego pirotécnico gigante.
En Barcelona, en la nueva Torre Agbar se celebra la llegada del nuevo año con un espectáculo de luz y color. La torre se ilumina marcando los últimos segundos. Y en Madrid, es desde la famosa Puerta del Sol que se celebran las festividades.
Una hora después, Inglaterra realiza su mágica fiesta. El corazón de Londres se ilumina con fuegos artificiales.
En la capital de Escocia, Edimburgo, la fiesta empieza cuatro días antes para terminar la noche, con desfiles, conciertos, carnavales, fuegos pirotécnicos. Esa celebración está considerada como una de las 10 mejores de fin de año.
América Latina no se queda atrás, Brasil es el primero con los memorables fuegos pirotécnicos de Río de Janeiro. La ciudad se transforma en carnaval y en la playa surgen las luces del Pan de Azúcar donde se encuentra el Cristo Redentor.
Nueva York siempre es tema aparte. La celebración se concentra en torno a una gran bola de cristal que desciende sobre una multitud en Time Square, el barrio financiero de la ciudad.
En Las Vegas, Miami y Nueva Orleans también suelen ser unas de las más importantes de EEUU.
En Ecuador, lo más común para celebrar la llegada del Año Nuevo es la quema de un monigote, muñeco hecho de trapos viejos relleno de paja que simboliza el año viejo.
Valparaiso, Chile, recibe más de dos millones de visitantes durante 25 minutos.
Las islas Samoa son las últimas en recibir el Año Nuevo, dos horas después de las fiestas en la bahía de Honolulu, Hawai.
Agencias
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