El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, confirmó ayer la muerte de Pedro Oliveiro Guerrero, apodado “Cuchillo”, uno de los jefes narcotraficantes más buscados del país. “Hoy, 29 de diciembre, podemos decir que cayó el asesino de asesinos. Este es el golpe más fuerte que se le ha dado a las bandas criminales. Este es un narco paramilitar que estaba causando estragos al país, que murió en su ley”, dijo Santos al informar de la muerte del jefe narcotraficante.
El general Oscar Naranjo, director de la Policía, describió que hombres especializados de su institución atacaron a Guerrero y sus hombres el 24 de diciembre, cuando se aprestaban a celebrar la Navidad, en una finca ubicada en jurisdicción del municipio de Mapiripán, en el departamento del Meta, sur del país.
Tras un cruce de disparos, en el que murieron dos miembros de la policía, arrestaron a siete hombres del círculo personal de Guerrero, quien en la huída cayó en un río y se ahogó, según el relato del general Naranjo. Sin embargo, recién ayer su cuerpo fue hallado por la policía y trasladado a Bogotá, donde se confirmó su identidad.
Guerrero empezó en el narcotráfico a los 20 años y pasó luego a grupos paramilitares. Tenía 19 órdenes de arresto por narcotráfico, extorsión, secuestro y se le atribuyen 3.000 crímenes. Estados Unidos pedía su extradición y por su captura ofrecían 2,5 millones de dólares.
Agencias
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