/EP. GREYMOUTH. NUEVA ZELANDA .
El primer ministro neozelandés, John Key, prometio ayer que se llevará a cabo una investigación para esclarecer lo ocurrido después de que se haya confirmado la muerte de los 29 mineros que estaban atrapados en el pozo Pike River, en Greymouth, tras producirse una segunda explosión de gas. Los mineros estaban atrapados en el túnel principal de 2,3 kilómetros de la mina de carbón Pike River desde la noche del viernes, cuando se produjo una explosión de metano.
Otros dos operarios consiguieron huir y salir a la superficie cuando se produjo la tragedia en esta mina de la isla Sur.
Una nación de luto
"Hoy todos los neozelandeses lloran por estos hombres. Somos una nación de luto", señaló Key en un mensaje a la nación.
Poco antes, el superintendente de la Policía, Gary Knowles, había anunciado que no había opciones de rescatar con vida a los mineros ya que se había producido una nueva explosión, más potente que la primera. "Desgraciadamente tengo que informar a la población de que a las 14:37 horas hubo otra potente explosión bajo tierra y como consecuencia de esa explosión nadie sobrevivió", explicó Knowles.
La presencia de gases tóxicos mortales y el temor a nuevas explosiones habían impedido que los equipos de rescate entraran en el pozo, pese a las peticiones de los familiares de los mineros atrapados, de entre 17 y 62 años de edad. Los equipos de rescate emplearon robots y otros equipos electrónicos para determinar si había alguien con vida en la mina, pero no se llegaron a constatar signos de ningún superviviente desde la primera explosión.
La segunda explosión
El miércoles por la mañana los equipos de rescate ya habían advertido de que había muy pocas probabilidades de que ninguno de los mineros siguiera vivo, pero continuaron estudiando los niveles de gases tóxicos con la esperanza de que finalmente se pudiera proceder al rescate. Sin embargo, cuando un grupo de 16 hombres se preparaba para la posible entrada en el pozo se produjo la nueva explosión.
El director de la mina, Peter Whittall, prometió que se hará todo lo posible para recuperar los cuerpos de las víctimas. "Todavía tenemos que traer de vuelta a nuestros chicos y vamos a hacer todo lo posible", aseguró. No obstante, reconoció que la mina sigue siendo insegura para intentar entrar. "Siendo realistas, muchos no habrían salido de vuelta vivos incluso sin la segunda explosión", admitió subrayando que "sigue habiendo una fuente de ignición, sigue habiendo metano procedente de esa explosión". Según el alcalde de la localidad donde se encuentra la mina, Tony Kokshoorn, la segunda explosión estuvo causada por "una mezcla letal que incendió toda la mina y fue una explosión mucho mayor que la primera; ese punto fue el final para todos", indicó.
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