En el fondo marino de entre 7 y 8 kilómetros de profundidad, donde los científicos acaso esperaban encontrar algunos pequeños crustáceos, fueron halladas bandadas de peces perfectamente acomodadas a las duras condiciones.
La fosa de Perú-Chile se consideraba relativamente careciente de vida, pero resultó que en cuanto a la biodiversidad, supera a las laderas oceánicas cercanas.
El hallazgo fue realizado en una expedición, en el marco del proyecto internacional HADeep ('Programa científico y educativo por el medio ambiente de las zonas hadales', según sus siglas en inglés).
Este proyecto por primera vez produjo resultados sensacionales en 2008, cuando en la Fosa de Japón, a una profundidad de 7.703 metros, los científicos grabaron el video de un Pseudoliparis amblystomopsis: una especie de pez caracol de unos 30 centímetros de largo. Posteriormente otra especie de la misma familia, el Notoliparis kermadecensis, fue detectada por las cámaras de los investigadores cerca de las costas de Nueva Zelanda, en la fosa de Kermadec.
Los científicos supusueron que cada gran fosa oceánica albergaba a una única especie de pez caracol. Para comprobar esta hipótesis, esta vez el grupo de investigadores de la Universidad de Aberdeen, Escocia, Reino Unido, junto con los especialistas de la Universidad de Tokyo (Japón) y del Instituto Nacional de Investigación Acuática y Atmosférica de Nueva Zelanda, sumergieron la cámara a una profundidad de entre 4 y 5 kilómetros. Desde allí la bajaron lentamente hasta el pleno fondo, a 8 kilómetros de la superficie del agua. En total se logró grabar cerca de 6.000 imágines en la sima.
Los primeros en ser detectados por los dispositivos científicos fueron los crustáceos, que se acercaron a la cámara atraídos por el cebo de la carne de pezcado. Luego se presentaron los peces caracoles de una especie desconocida, comprobando la suposición.
Además de peces babosos, los investigadores hallaron en la fosa de Perú-Chile bandadas de peces de la familia Ophidiidae. Todavía no se sabe si es una nueva especie o no. Se nececitarán investigaciones adicionales. Pero entre las especies de esta familia están aquellos que ‘establecieron un récord’ de profundidad: en 1970, varios peces de la especie Abyssobrotula galatheae fueron captados a una profundidad de 8.370 metros. Se consideró que fue un caso único, dado que los peces de la familia Ophidiidae habitan en zonas mucho más altas. Pero parece que el presente hallazgo de enteras bandadas de estos peces no es un fenómeno accidental.
Durante las 22 horas de expedición, se filmaron por primera vez cientos de anfípo dos (en condiciones donde acaso se encuentran ejemplares solitarios de crustáceos), que atacaban la cámara en el fondo de la sima. Según comentó el líder de los científicos, Alan Jamieson, los “fantásticos resultados” del proyecto “harán replantearnos a todos lo que hasta ahora creíamos saber sobre las poblaciones de peces a profundidades extremas".
Los biólogos afirman que cada una de las fosas oceánicas alberga a una colección única de seres vivos. Entre las grandes fosas en el Océano hay solamente nueve que son más profundas que 9 kilómetros.
Agencias
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