¿Para qué voy trabajar si gano más así? delincuentes sinceros


¿Para qué voy trabajar por 800 euros al mes si en media hora me saco 2.000 euros?
Modelo que sigue la delincuencia chilena ?

El autor de la frase no podía ser otro que el célebre «El Rafita», Rafael García Fernández. El condenado por participar en el asesinato, violación y atropello, junto a otros tres sujetos, de Sandra Palo el 17 de mayo de 2003. Entonces tenía 14 años y lo atroz del crimen que perpetró no dejó a nadie indiferente.


Han pasado siete años y nada ha cambiado ni en él ni en su entorno, instalado en la marginación y en la delincuencia. Además, ni quiere. Lo demuestra día a día con su rosario de delitos y detenciones de las que se vanagloria. Su conducta sigue causando estupor. Nadie puede entenderla.

Hace mucho que eligió vivir a su libre albedrío. Pese a las oportunidades que le han dado. Incluso se permite el lujo de rechazar empleos. Eso hizo con uno. «Era de mecánico en un taller. A jornada completa. A él le pareció muy poca cosa el salario», explican quienes saben de lo que hablan.
«¿Qué necesidad tengo de estar todo el día “pringao”? Me saco casi el triple en un momento», afirmó «El Rafita». Basta imaginar cómo. «Quita el motor a coches de alta gama, después los coloca en otros vehículos y cobra por ello. Su negocio es redondo». De ahí viene su afición desmedida por los coches. «Sería un buen mecánico porque por lo que hace entiende bastante, pero.

Ha intentado trabajar pero siempre lo acaba dejando , indican otros.


Ayer, un día después de que quedara en libertad con cargos por su último delito, el robo de una furgoneta con conductor incluido, estaba en su casa de Alcorcón. No abrió la puerta cuando tocamos el timbre a pesar del ruido que se escuchaba en su interior. El ambiente hostil de su entorno es la tónica habitual. Y los improperios.

Le vimos llegar de los juzgados. Tan tranquilo. Como siempre. Va con la cabeza bien alta. Parece mentira , agrega una joven

.
Son pocos los que quieren hablar de los García-Fernández , indican. Algunos lo hacen. Del padre, Francisco —«un pobre hombre que pasa temporadas entre rejas»—, y de su mujer, Manuela, —«esa es de armas tomar. Y encima siempre va llorando y quejándose»—, o de la larga ristra de hijos. Eduardo o «Bubu», de 25 años, el mayor de una saga compuesta por seis hombres y el que más detenciones acumula: 25; Manuel, toxicómano; Paquito; Richard y Dani que siguen la tradición familiar tras haber sido tutelados por la Comunidad, decir del vecindario. A ninguno se le conoce un empleo.
No se esconden, y menos aún El Rafita, desde que volviera a Alcorcón antes de acabar de cumplir la condena por la muerte de Sandra Palo. Se siente fuerte. Impune. Y en ese papel de «líder» se mueve como pez en el agua.


Las habladurías de barrio dicen que todas las tardes de verano «El Rafita», algunos hermanos y otros colegas quedan. «Se van en un Seat Toledo blanco a dar palos por ahí», indican los que se atreven a decir algo. Ese coche, supuestamente de una cuñada suya, fue intervenido por la Policía por haberlo utilizado el miércoles en el robo de la furgoneta. «Seguro que eran cinco porque son los que siempre van juntos». Otros dicen: Ni los suyos ni él saben hacer otra cosa. Es un cachondeo ver cómo entra por una puerta y sale por otra.


Agencias

2 Comentarios

  1. Cuando la re inserción es imposible, como han dicho muchos especialistas y los hechos corroboran, se impone la cadena perpetua o la pena de muerte y listo (yo optaría por entablar un referendum de la segunda opción).

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  2. Yo opto por organizar viajes de sólo ida al círculo polar ártico. Meter el número máximo de estos desalmados en un avión, y abandonarlos allí a su suerte. Con un poco de suerte sobrevivirían un par de semanas sufriendo la congelación progresiva de sus miembros y los ataques de los depredadores autóctonos. Y nosotros podremos vivir tranquilos.

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