El agricultor Franklin Brito, en huelga de hambre desde hace seis meses en protesta por las expropiaciones del Gobierno venezolano, murió ayer por la noche en el Hospital Militar de Caracas. En sus últimas declaraciones a la prensa local, Brito responsabilizó al presidente Hugo Chávez de su muerte. Era su octava huelga de hambre contra la expropiación, en su caso más bien despojo, de su finca de 290 hectáreas, situada en el estado de Bolívar (sur de Venezuela), a manos del Instituto Nacional de Tierras (INTI), en 2005.
Durante seis años, el productor agropecuario Brito, de profesión biólogo, expuso públicamente su ayuno en diferentes plazas y calles de Caracas para reclamar la devolución, indemnización y titularidad de su tierra, que fue repartida a diferentes aliados del INTI con cartas agrarias. Su última huelga comenzó en julio del año pasado ante la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA). Este organismo abogó por el productor para que las autoridades venezolanas respondieran a su reclamación; algo que, sin embargo, nunca ocurrió.
En diciembre de 2009, las autoridades prefirieron confinarlo en el Hospital Militar, al que solo podían acceder sus familiares. Antes de ser trasladado a ese centro, Brito declaró: «Hago responsable de lo que me pueda pasar al presidente de la República, porque estoy secuestrado, estoy en contra de mi voluntad. Mi estado de salud está bajo mi responsabilidad», aseveró.
Tres peticiones
El huelguista de 49 años, que medía 1,90 metros y llegó a pesar menos de 35 kilos cuando falleció, sólo pedía tres cosas al Gobierno para terminar con su huelga: «La emisión de una copia certificada del acta en la cual dejan sin efecto las cartas agrarias, que inicien el proceso de indemnización y que reconozcan la titularidad de su propiedad».
Brito desconfiaba de los médicos oficiales. Manifestó que no tomaría medicamentos ni se sometería a ningún tratamiento en el Hospital Militar. «No
permitieron que fueran a verlo los médicos privados», aseguró su hija Ángela, quien estaba a la espera de que le entregasen el cuerpo tras del examen forense. «No confiamos en el Hospital Militar porque allí se le torturó. Además que mi papá no quería estar en ese hospital y solicitó un médico de confianza, pero el Gobierno se lo negó», dijo la joven.
El productor agropecuario perdió la conciencia diez días antes de fallecer.
Presentaba insuficiencia cardiaca, hepática y renal, además de hipotermia. La familia, integrada por su esposa Elena y sus cuatro hijos, emitió un comunicado en el que anunciaban su muerte: «Tras una lucha de más de seis años, más de ocho huelgas de hambre, la mutilación de un dedo y haber sido víctima de una irregular privación de libertad, el cuerpo de Franklin Brito dejó hoy de realizar funciones vitales». En ese mismo comunicado, la familia expresaba que Franklin Brito se ha convertido «en símbolo de dignidad y bandera para todos los atropellados por la soberbia del poder».
Agencias
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