Nueva Zelanda no confía en hallar más supervivientes


Las autoridades de Nueva Zelanda reconocen ya que sería un milagro encontrar más supervivientes tras el terremoto de Christchurch, que ha ocasionado 75 muertos confirmados y unos 300 desaparecidos.

Los equipos de rescate, 48 horas después del seísmo de 6,3 grados de magnitud en la escala Richter, continúan las tareas de búsqueda de las personas sepultadas bajo escombros.

"Tenemos esperanza de encontrar a alguien vivo, pero cada hora que pasa esa posibilidad se desvanece", declaró a la televisión el jefe de los socorristas, el policía Russel Gibson. El primer ministro neozelandés, John Key, pidió a la población que sea realista.

"No quiero decir que no saldrá nadie vivo (...) Por todo el mundo hemos visto casos milagrosos de gente rescatada incluso semanas después del desastre. No debemos perder la esperanza, pero hay que ser realistas", indicó John Key.

Key declaró ayer el primer estado de emergencia nacional en la historia del país, para tener acceso inmediato a los fondos necesarios para asistir a los damnificados y para la reconstrucción.

Se cree que entre 50 y 100 personas están enterradas bajo las ruinas de la sede de la cadena local CTV, entre ellos una veintena de estudiantes de intercambio japoneses, periodistas y policías que intentaron evacuar el edificio.
Sigue la búsqueda

La Policía considera que es demasiado peligroso seguir adelante con la operación de rescate, aunque expertos en salvamento de Japón y otros países desplazados a Christchurch siguen buscando entre los escombros con la ayuda de perros adiestrados.

Al amanecer concluyó la primera noche de toque de queda en la ciudad, medida decretada para impedir saqueos y evitar que los ciudadanos circulen en la oscuridad por zonas con edificios que se pueden derrumbar en cualquier momento.

Algunas víctimas fueron rescatadas en las últimas horas, pero los equipos de salvamento ya piensan más en sacar cuerpos que en hallar supervivientes. En estos momentos, el 80 por ciento de los distritos de la ciudad carecen de suministro eléctrico y agua potable.

La consultora J.P. Morgan estima que el terremoto costará al gobierno neozelandés y a las aseguradoras unos 12.000 millones de dólares en indemnizaciones a las víctimas y en gastos de reconstrucción.

Agencias

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