En un laboratorio frío y desolado de la Universidad del Quindío, Andrés Felipe Cordero, un químico quindiano, descubrió que los residuos agrícolas, como las cáscaras de plátano, transformando su composición y aprovechando sus propiedades, eliminan del agua metales pesados como el plomo, el níquel y el cromo.
Cinco años de ecuaciones, días enteros en medio de tubos de ensayo y la esperanza de encontrar una manera para conservar el equilibrio entre la naturaleza y el ser humano, llevaron a Andrés a trabajar en una propuesta alternativa para descontaminar el agua sin necesidad de usar materias primas que a la final terminan destruyendo el medio ambiente.
"Lo que hice fue aprovechar los residuos para limpiar al agua, así reemplacé el carbón activado por resina de plátano y de esta manera el biodegradable pudo absorber con mayor eficiencia" explica el químico que a sus 24 años pasa más horas en el laboratorio que en su casa.
Andrés piensa que la química es una ciencia que debe autocorregirse y es eso lo que quiere lograr con su invento, pues hasta ahora el método más eficaz para la descontaminación del agua se realiza con el carbón activado, un producto industrial adsorbente, que retiene sobre su superficie un pequeño porcentaje de metales pesados, pero que su mismo hallazgo produce efectos contraproducentes para el medio ambiente.
Los metales pesados causan gran daño al proceso natural del agua, pues estos nunca desaparecen, contaminan todo a su paso y viajan a través de las aguas hasta terminar en cultivos de consumo humano.
"Cuando consumimos agua o vegetales expuestos a metales pesados se tiene mayor probabilidad de desarrollar cáncer y alteraciones neurológicas" manifiesta Andrés con preocupación, pues reconoce que el creciente proceso de industrialización del país, ha hecho que estos residuos de metales se propaguen por los ríos del país.
Sin embargo, el químico es consciente de que la industria y la naturaleza necesitan convivir, por ello manifiesta que la solución debe ser efectiva y amable con el entorno humano y animal. "Además es mucho más costoso un gramo de carbón activado que uno de mi resina" comenta Andrés sonriendo, quien expresa que su invento es una gran oportunidad de negocio para las industrias, pues con todos los residuos agrícolas que produce el país, se podrían descontaminar muchos ríos.
Según el químico quindiano para descontaminar un litro de agua se necesitarían 60 gramos de la resina fenólica, "con 60 toneladas de residuos orgánicos podríamos descontaminar un millón de litros de agua" dice orgulloso.
Invento con futuro
El descubrimiento del joven quindiano será publicado en los próximos días por la revista internacional Ionic de Alemania. Por le momento, Andrés sigue recibiendo llamadas de revistas de universidades nacionales para que realice un artículo científico, pues este sería el más grande aporte de los últimos tiempos para la preservación del agua en el mundo.
Dato
La resina fenólica limpia el agua del níquel en un 99,14 por ciento, mientras que el carbón activado sólo retiene un 30 por ciento; en el cromo también le lleva gran ventaja, pues la resina de plátano alcanza a retener un 76,4 por ciento del compuesto, a comparación del carbón activado que sólo retiene el 20 por ciento. En el cromo, lo sobrepasa con un 94 por ciento, contra un 40 por ciento del carbón activado.
agencias
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