la estrategia de Shell cuando se la acusa de asesinato


Documentos secretos de la compañía anglo holandesa Shell filtrados a la prensa revelan su estrategia “de manejo de crisis” enseguida de ser acusada por el asesinato del activista nigeriano Ken Saro Wiwa en 1995. Los planes de Shell para influenciar a los medios de comunicación, especialmente a la cadena británica BBC, y dividir a las organizaciones no gubernamentales, acaban de ver la luz.

Los archivos de Shell, difundidos por el diario británico The Guardian, describen su estrategia y plan de acción. Fueron acordados por altos ejecutivos en una reunión secreta en la ciudad inglesa de Ascot en enero de 1996. Allí se analizó inclusive el retiro de Nigeria y el cambio de nombre de la compañía a “Nueva Shell”, para contrarrestar la “mala publicidad” de ese momento. Los documentos eran altamente confidenciales, hasta ahora.

Ken Saro Wiwa fue uno de los activistas asesinados por la dictadura nigeriana en 1995, fue colgado el 10 de noviembre de ese año. Era un poeta reconocido, fundador en 1990 del Movimiento para la Supervivencia del Pueblo ogoni, que se creó para protestar contra la contaminación de las petroleras en los territorios de la etnia ogoni en la zona del Delta del Níger.

Los derrames petroleros y la quema de gas en Nigeria, especialmente a manos de Shell, son hasta el día de hoy de las mayores demostraciones de contaminación ambiental a nivel mundial.

Saro-Wiwa encabezó las protestas y fue el portavoz de la resistencia, por lo que fue perseguido y arrestado en varias ocasiones, hasta que el régimen lo condenó a morir en la horca bajo cargos falsos de asesinato, con un proceso legal que no le permitió defenderse.

Shell fue señalada como cómplice de la dictadura nigeriana en el ajusticiamiento y acusada desde varios sectores, con apoyo de organizaciones internacionales. De hecho, con el tiempo, los familiares de los activistas asesinados en 1995 hicieron un juicio contra la empresa, que en junio de 2009 fue forzada a pagar 15.5 millones de dólares de indemnización. Luego, a mediados de 2010, Shell rechazó dar nueva información sobre las fugas petroleras de sus oleoductos en el Delta del Níger.

Según revela The Guardian, los documentos secretos de Shell de 1996 presentan una táctica de “divide y reinarás”, para trabajar con algunos sectores que cuestionaban a la empresa y aislar a otros. Los archivos hablan de “creación de coaliciones, aislamiento de la oposición y cambio del debate”.

Body Shop, Greenpeace y Amigos de la Tierra fueron identificadas por Shell como organizaciones que difícilmente cambiaran de parecer. Para enfrentarlas, la táctica propuesta fue “desafiar los fundamentos sobre los que gestan su campaña contra Shell, para que les sea más difícil poder mantenerlos”. Las organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch fueron consideradas por la petrolera como más fáciles de persuadir. El documento sugiere un relacionamiento más cercano con esas entidades.

Con respecto a la prensa, los archivos de 1996 de Shell lamentan que los medios de comunicación difundieran tanto las posturas de los grupos de presión. Proponen, a cambio, pujar por una cobertura que muestre “la otra versión de los hechos/asuntos”. Shell especifica los medios con los que trabajar. Dice que ya se habían construido relaciones estables con los diarios británicos Financial Times, Daily Telegraph, Times y The Independent.

Hay una mención especial a la BBC. Uno de los documentos señala que las relaciones con el servicio mundial de esa cadena informativa están “subdesarrolladas”. Por eso Shell establece: “nosotros identificaremos y cultivaremos (el relacionamiento con) el staff editorial y la gerencia a través de un programa de contacto”. Y propone “construir el vínculo” con la periodista Hilary Andersson, que se había convertido en la corresponsal de la BBC en Lagos, una de las más importantes ciudades nigerianas.

La lucha de Ken Saro Wiwa parece no terminar. A 15 años de su muerte le sigue dando trabajo a Shell. Antes de su asesinato y desde la cárcel había escrito un alegato de defensa que fue silenciado por la dictadura: “Profundamente convencido de mi inocencia frente a los falsos cargos de los que se me acusa, hago un llamamiento al pueblo ogoni, a los pueblos del Delta del Níger y a las minorías oprimidas de Nigeria a que se levanten y luchen pacíficamente por sus derechos. Dios y la historia están de su lado”, decía parte del texto

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