Corea del Norte enseña sus misiles a Estados Unidos


Como el martes de la semana pasada, cuando cayó una lluvia de obuses disparada desde Corea del Norte, las sirenas volvieron a sonar ayer en la isla surcoreana de Yeonpyeong. La alerta antiaérea y los mensajes que atronaban en los altavoces provocaron nuevas carreras a los refugios ante el temor a otro bombardeo. Pasadas las once de la mañana (tres de la madrugada, hora peninsular española), el miedo y la tensión se apoderaron de esta islita situada a solo diez kilómetros de Corea del Norte.


Las alarmas saltaron cuando el Ejército surcoreano detectó que se abrían las portezuelas de los cañones del Norte apuntando a la isla y sospechó un ataque inminente. Aunque se oyeron varias ráfagas de explosiones, Seúl confirmó que todos los proyectiles habían caído en aguas norcoreanas y ninguno en la isla, como en los ejercicios de tiro del viernes. Pero, según informó la agencia de noticias Yonhap, Pyongyang ha montado misiles tierra-tierra en rampas de lanzamiento desplegadas por el Mar Amarillo. En las zonas disputadas de la frontera, ha situado además proyectiles tierra-aire AS-2 que apuntaron a los cazas surcoreanos que patrullaban el cielo. Seúl dijo que no podía garantizar la seguridad en la isla y pidió la evacuación de periodistas. ABC es ahora el único medio español que permanece en Yeonpyeong.


El «Querido Líder» Kim Jong-il respondía así al inicio unas horas antes de las maniobras conjuntas que llevarán a cabo EE.UU. y Corea del Sur a unos 160 kilómetros de la isla de Yeonpyeong. Estos ejercicios navales, en los que según la VII Flota no se disparará fuego real, ya habían sido amenazados por Corea del Norte.



Hasta el próximo miércoles, el portaaviones nuclear «USS George Washington», dos destructores y dos cruceros se unirán a la flota surcoreana como respuesta al último desafío de Kim Jong-il: el bombardeo de la isla de Yeonpyeong, que dejó cuatro muertos y 18 heridos, arrasó una veintena de casas y ha puesto a la Península Coreana al borde de la guerra por ser la primera ofensiva directa contra civiles.


Aunque los ejercicios navales tendrán lugar lejos de la disputada frontera marítima con el Norte, la presencia de la flotilla americana ha enfurecido a Pyongyang. A través de la agencia estatal KCNA, el Comité Nacional para la Paz de Corea denunció ayer que dichas maniobras son «un pretexto para agredir al Norte e iniciar una guerra a cualquier coste». Si los ejercicios se acercan demasiado a su territorio, Pyongyang ha prometido «devolver el golpe sin compasión».


Con sus 75 cazas de combate a bordo y una tripulación de 5.500 marineros, el portaaviones nuclear «USS George Washington» navega escoltado por los destructores Stethem y Fitzgerald y los cruceros Cowpens y Shiloh. Junto a ellos, participan seis destructores surcoreanos, incluyendo uno de la clase Aegis, dos fragatas y un submarino antiaéreo.

agencias

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