El convoy con basura radiactiva entró hoy en el estado de Baja Sajonia (norte de Alemania), en donde están el depósito atómico de Gorleben y las decenas de miles de manifestantes de la mayor protesta antinuclear de los últimos años.
El tren se adentró en esta región pasadas las 7.00 horas (06.00 GMT), según la Policía alemana, tras una tortuosa noche de bloqueos y protestas.
Los manifestantes lograron bloquear el transporte al menos en tres ocasiones en territorio alemán -en las localidades de Kehl, Darmstadt y Morschen-, y obligaron al convoy a permanecer parado durante más de seis horas.
En otras ciudades, como Karlsruhe, las fuerzas de seguridad lograron contener las concentraciones de protesta lejos de las vías del ferrocarril por donde cruzaba el tren con 123 toneladas de residuos altamente radiactivos vitrificados en once contenedores especiales "Castor".
Según sus promotores, las acciones buscan retrasar el transporte para denunciar el almacenamiento de material radiactivo y, en general, el uso de energía nuclear en Alemania.
Para dificultar la actividad de los activistas, la ruta exacta del transporte de residuos atómicos, de unos mil kilómetros por tierras germanas, permanece en el más absoluto secreto.
Además, las fuerzas de seguridad han movilizado a unos 16.500 efectivos para escoltar al tren, lo que supone su mayor despliegue para asegurar los contenedores "Castor" desde 2001.
No obstante, la mayoría de los activistas se congregan desde ayer en Dannenberg, la última localidad antes de Gorleben, donde los organizadores esperan hasta 50.000 manifestantes.
En esta localidad donde ayer se concentraron miles de personas -hasta 25.000, según la Policía- se prevén manifestaciones masivas y hasta actos de sabotaje entre hoy y mañana.
El controvertido convoy abandonó el viernes la planta de reprocesamiento de La Hague (norte de Francia) y se estima que alcanzará mañana el depósito atómico de Gorleben, en función de la intensidad de las acciones antinucleares.
Las protestas contra el empleo de la energía nuclear se han recrudecido tras la reciente decisión del Ejecutivo federal, la coalición de centro-derecha de Merkel, de prolongar la vida de las centrales nucleares del país.
Además, sigue latente la polémica sobre la legalidad del depósito de Gorleben, que acoge ya 86 contenedores "Castor" con residuos altamente radiactivos.
Pese a sus dos décadas de existencia, este complejo es legalmente sólo un emplazamiento temporal, ya que los sucesivos gobiernos federales no han buscado un emplazamiento definitivo para un cementerio permanente de residuos radiactivos
aGENCIAS
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