Joven salteña fue al hospital por una angina y terminó sin cachete



fuente agencias

En el centro sanitario le colocaron un inyectable contaminado que le generó una grave infección en la nalga. Fue operada 14 veces. Señalan que sería un caso de mala praxis.


Una joven perdió casi la totalidad de su glúteo derecho, tras ser operada en 14 oportunidades por un equipo médico del hospital San Bernardo, en Salta.

Finalmente le salvaron la pierna, horriblemente infectada por un inyectable que la paciente se hizo colocar en el viejo Hospital del Milagro.
Carina Elizabeth Choque (25), otrora empleada de una empresa de servicios gastronómicos, expresó su indignación por haber sido víctima de una mala praxis hospitalaria, que después de 60 días aún la tiene sin poder utilizar su pierna y debe trasladarse en silla de ruedas.

La joven madre de un nene de seis años relató que el 2 de abril fue llevada en motocicleta por su marido hasta el Hospital del Milagro, donde fue atendida en la guardia.

El médico que la revisó le diagnosticó angina y le extendió una receta de penicilina y dipirona. Ambos inyectables le fueron colocados en la enfermería del citado hospital y en menos de una hora la mujer se descompuso y comenzó a sufrir atroces dolores en la nalga y pierna derechas.

Su esposo la llevó nuevamente al nosocomio, donde, según sus palabras, insistieron con los calmantes. Tres horas después su pierna se había amoratado y presentaba ya una alarmante inflamación. “Mi esposo insistió por mejor atención, y tras una hora de sufrir, otro médico ordenó análisis de sangre y orina, pero ya no podía orinar. Después, ni siquiera caminar”, dijo.

Luego de esperar horas bajo los efectos de fortísimos analgésicos, incluso morfina, llegaron los resultados de laboratorio. “Allí fui derivada en ambulancia hacia el hospital San Bernardo, casi al mediodía del 3 de abril. Allí la historia cambió, me hicieron una tomografía, resonancia magnética y una biopsia del músculo de la cola. Encontraron una infección por la bacteria Escherichia coli, que ya me había devorado parte del músculo. En total soporté 14 intervenciones quirúrgicas, en las que me iban, cada 48 horas, retirando tejido muerto, hasta que el 22 de mayo me suturaron finalmente, dejándome postrada y al borde de la invalidez./

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