Lo hice con amor en mi corazón”, había dicho Frances Inglis, frente al tribunal que la juzgaba por haber matado con una sobredosis de heroína a su hijo, que yacía en una cama en estado vegetativo. De nada le sirvió el argumento de que lo hizo por compasión. Fue condenada a prisión de por vida.
La mujer, de 57 años, explicó que lo hizo para liberar a su hijo, Thomas, de 22, del “infierno de la vida” en el que se encontraba debido a una lesión cerebral irreversible provocada al saltar de una ambulancia en movimiento en 2007.
Esta no fue la primera vez que trató de terminar con la vida de su hijo. Dos meses después del accidente, también le inyectó una alta dosis de heroína, pero el joven fue revivido y ella, detenida.
Un año más tarde volvió a intentarlo. El personal del centro donde estaba internado su hijo tenía una foto de Frances para impedirle la entrada pero un día, tras tomarse un trago de una botella de whisky en el parque del hospital, logró entrar armada con varias jeringas
“Sentía que él perdió su vida cuando tuvo el accidente. Sentía que lo estaba ayudando, que lo estaba liberando. La definición de asesinato es tomar la vida de alguien con malicia en el corazón. Yo lo hice con amor en mi corazón, por Tom, así que no lo veo como un asesinato. Sabía que lo que estaba haciendo iba contra la ley”, declaró la mujer frente al tribunal que la condenó y que disparó, una vez más, la polémica sobre la muerte digna.
Los miembros del jurado la consideraron culpable por una mayoría de diez frente a dos, y el juez, Brian Barker, dijo que, con independencia de cuál hubiera sido su intención, se trataba de un asesinato.
La familia de la condenada pidió la revisión del caso después de que el juez emitiese la condena y estableciera que deberá pasar un mínimo de nueve años en la cárcel. El veredicto suscitó gritos de "vergüenza" de la galería ocupada por el público en el tribunal londinense de Old Bailey.
"Toda la familia y la novia de Tom apoyamos totalmente a mi madre. Todos los que amaban a Tom y se sentían cerca de él no consideran lo que ha hecho un asesinato, sino un valiente acto de amor", afirmó Alex, hermano mayor de Thomas.
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