UNA REALIDAD DOLOROSA EN AMÉRICA LATINA


¿Qué suele hacer usted, cabeza de familia, cuando su hijo se porta mal?

¿Le pega o habla con él y le llama la atención?


A pesar de que vivimos en el siglo XXI, muchas personas todavía creen que la mejor forma de corregir a los menores es darles bofetadas, cocachos, correazos y más.

Tres de cada cuatro niños chilenos son víctimas de violencia física o psicológica en sus hogares. Estas cifras alarmantes que difundió el martes pasado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, claramente prueban que el maltrato infantil es un mal endémico en Chile.

"El maltrato infantil es un problema grave y generalizado en Chile que se da en todas las clases sociales, lo que se constata en los estudios realizados por Unicef desde hace más de una década", comentó Soledad Larraín, especialista en maltrato y violencia de este organismo.

Según el representante de la agencia de la ONU en Chile, Gary Stahl, la violencia grave en este país se aplica mayoritariamente en los hogares con menores recursos (25,9%), mientras que la psicológica es más frecuente en los sectores socioeconómicos altos (25%). "En tanto, la física leve -cachetadas, tirones de pelo o de orejas y zarandeos- es similar en todos los estratos sociales", dijo. De esta manera, sólo el 24,7% está libre de cualquier forma de hostigamiento.

Maltrato infantil en Latinoamérica

Cuando a principios de los años 60 por primera vez fue descrito el Síndrome del niño sacudido, uno de los primeros términos para definir la violencia física infantil, se suponía que en EE. UU. se revelarían no más de 300 casos de maltrato de niños. En actualidad los servicios de la protección infantil por todo el mundo anualmente investigan millones de casos de la falta del cuidado de parte de los padres y la presunta violencia infantil. El abuso y maltrato infantil es un problema que compete a todos los países, pero Latinoamérica es una de las regiones donde este problema es muy agudo.

En noviembre de 2010 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) puso a México en el primer lugar por la cantidad de casos de violencia física, abuso sexual y homicidios de menores de 14 años entre los países miembros del organismo. Según los datos de Unicef en México (Redim, Red por los Derechos de la Infancia en México), sólo el 34% de los jóvenes mayores de 15 años no atestiguaron en la niñez la violencia física de sus padres. El 66% restante ha vivido al menos una de las formas de violencia.

Según la misma organización, en Paraguay el 61% de los menores y adolescentes informan haber sido víctimas de cualquier tipo de violencia por parte de sus padres y familiares cercanos, mientras que de ellos la mitad (el 52%) recordó haber sufrido por primera vez maltrato físico entre los 3 y 5 años. Lo sorprendente es que pese a que seis de cada diez menores y adolescentes sufren maltrato, el 91,9% de ellos consideran que su relación con ambos padres es buena o muy buena.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) asegura que en 2010 recibió 40.319 denuncias de maltrato infantil, 8.197 por abuso sexual y 1.095 por explotación laboral infantil. En los últimos tres años Bogotá se ha convertido en la ciudad que más casos de maltrato infantil ha registrado con 28.624 denuncias y también lidera las denuncias por abuso y explotación sexual, con 5.224.

Los padres "aún creen que los hijos son de su propiedad"


Según los especialistas de UNICEF, la causa principal de estos índices tan altos de violencia infantil en Latinoamérica es la mentalidad de la sociedad, ya que un alto porcentaje de adultos piensa que se trata de una práctica normal de educación y socialización."Si buscamos causas de la violencia contra niños, niñas y adolescentes, tanto en México como en otros países, nos encontraremos con que la percepción social es, en muchos casos, que los niños y niñas son propiedad de los adultos. Extender la noción de que son sujetos de derechos se convierte en todo un desafío", se dice en el sitio oficial de Unicef.

El representante de este organismo en Chile, Gary Stahl, afirma que los padres "aún creen que los hijos son de su propiedad". Añade también que entre los factores asociados al maltrato infantil está la violencia entre los padres, los índices de abandono de los niños y niñas, el nivel socioeconómico de la familia, la ingesta de alcohol por parte del padre y el nivel de escolaridad de la madre.

"Con violencia no se aprende"


Las cifras impactantes de la tasa del maltrato infantil en la región llevó a varias entidades, y en primer lugar a UNICEF, a lanzar varios programas contra este destructivo fenómeno social. En Colombia el ICBF empezó la campaña nacional 'No calles'. Gary Stahl llamó a la sociedad "a tomar conciencia sobre el impacto que tiene la agresión en la vida de los niños de manera que se erradiquen las diferentes formas de maltrato que los afectan". La campaña de UNICEF en Chile 'Con violencia no se aprende. Ponte en su lugar', no sólo exhorta a denunciar ese tipo de casos, sino que también tiene el objetivo principal de enseñar a los niños a que jueguen a ser invisibles para ocultarse de la agresión física o psicológica de sus padres "en vez de disfrazarse de astronautas o superhéroes". A finales del año pasado la representación en Paraguay de UNICEF realizó una campaña promocional de dos meses de un programa de la lucha contra la violencia infantil en este país.

Pese a todos los esfuerzos desplegados, muchos países de la región no han desarrollado aún una respuesta eficaz contra el maltrato infantil, mientras que una gran parte del mundo ya se ha dado cuenta de que el problema debe resolverse a nivel legislativo. El primer país que adoptó en 1979 una ley contra el uso del castigo corporal en menores y adolescentes fue Suecia, seguido por Austria, Dinamarca, Noruega y Alemania. En la actualidad son 25 países en el mundo los que cuentan con una legislación que prohíbe el castigo físico de los niños en los hogares. En Latinoamérica sólo Uruguay, Costa Rica y Venezuela han adoptado esta ley. En julio de 2010 el ex presidente brasileño Lula da Silva presentó en el Congreso un proyecto de ley similar.

Agencias

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